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El ¿Por qué?, “La lección” y “Mis batallas”.

  • Carlos A. Zertuche Zuani
  • Jul 19, 2015
  • 3 min read

Crecer por dentro



“Vivimos en un mundo imperfecto; en donde coexisten la virtud y el defecto, el pesimismo y la esperanza. La maldad y la bondad son inherentes a la condición humana. ¿Cuál es la actitud…cuál mi respuesta? Yo elijo resaltar lo bueno, que de lo malo ya hay bastante”. - CAZZ


Permíteme compartirte estimado lector tres textos simples. En el primero explico brevemente el proceso creativo y la intención de mis escritos. En el segundo, recojo de una historia cercana y real, un ejemplo inspirador de vida, de lucha y trascendencia, y finalmente, te comparto una confesión personal en donde reconozco con humildad, la parte vulnerable de humanidad que todos llevamos dentro y el llamado también de todo ser humano a la grandeza.



El ¿Por qué?


Déjame contarte algo, desde hace algunos años tomo lectura en lo posible, de lo que entre líneas me dice la vida; no necesariamente debe ser algo extraordinario, me bastan y sobran dos aspectos: que el hecho me conmueva, y la posibilidad de que al trasmitirlo conmueva a los demás. Mis compañeros inseparables, son una libreta de notas (puede ser un post-it o una simple servilleta) y una pluma. Debo estar siempre atento al instante, al paso de la estrella, de la estrella fugaz. A veces las ideas me toman por sorpresa, y entonces las atrapo y registro en códigos que sólo entiendo yo; después las dejo madurar y finalmente, las libero y las pongo a trabajar. En ocasiones el producto, es una cita contundente, un intento de poema o un texto breve que invite a la reflexión.


No creo ser sinceramente original, algo semejante debieron intentar nuestros antepasados en el libro rupestre de la prehistoria, pero de algo estoy completamente cierto, que tanto antes como ahora, el escribir o simbolizar las experiencias cotidianas, nos hace de alguna manera mirar y ser mirados, y no sólo eso, sino también, nos hace sentir acompañados de la condición humana silenciosamente presente.

Mi aspiración es simple y a la vez muy ambiciosa; que las palabras sacudan las consciencias como me la han sacudido a mí. Transmitir una idea que invite a la reflexión y un mensaje positivo ante la vida; para de esa manera, descubrir que al pensar y sentir, algo ha cambiado; que no somos ni seremos ya los mismos, que hemos: “crecido por dentro”.



La lección


Desde su debut en el MET (Ópera Metropolitana de Nueva York) en 1968, Plácido Domingo ha cantado 45 papeles, ha hecho 628 presentaciones y ha dirigido orquestas en 127 ocasiones, entre ellas, nueve óperas completas. Ningún cantante de su talla en la historia de la ópera ha trabajado tanto. Si se toma como inicio su debut profesional a los 16 años en México, Domingo tiene 53 años de presentarse en público. Actualmente tiene 69 años y a veces se le pregunta cuándo será el momento adecuado de retirarse, y el mismo se contesta: ¿Por qué hacerlo? Si me siento bien, soy taquillero y lleno las salas. Su voz sigue siendo robusta, aterrizada, sin temblores y poderosa; canta con una experimentada mezcla de nobleza y pericia. Tiene un lema o máxima personal que me parece sorprendente: “Si descanso, me oxido”. Algo que me hace reflexionar profundamente sobre los alcances de la naturaleza humana y al mismo tiempo, debería servirnos de ejemplo y de fuente inequívoca y enriquecedora para encontrar la motivación y el entusiasmo en nuestras vidas.


Le vuelven a preguntar “¿Cuándo Placido, cuándo será el momento de tu retiro? Se toma un tiempo en pensar y contesta, “No lo sé, ¿quién sabe?: Jamás cantaré un día más de lo que debo, pero no debo de cantar un día menos de lo que pueda”.


Sabia lección, clara y profunda… La lección de un maestro.



Mis batallas


De repente me siento disminuido ante los golpes y avatares de la vida, y de repente también, me asalta avasalladora la respuesta a mis preguntas y a mis dudas inconclusas. Me entero entonces, que a Leonardo da Vinci, el máximo genio de todos los siglos, se le dificultaba lograr el sustento y sobrevivir a los treinta y tantos años, y es entonces, que se le ocurrió ofrecer su genio a un príncipe guerrero (Ludovico Sforza – Conde de Milán) y decirle en forma contundente e inequívoca como ganar batallas. Hace un momento me entero también, que Gabriel el escritor sublime, redactaba en sus inicios notas periodísticas en las secciones de sociales para llevar el pan a su casa. Si eso les pasó a ellos, estrellas brillantísimas del firmamento y conocimiento humano: ¿qué puede la vida esperar de mí? Simple mortal, ¿Qué puedo esperar yo de mí mismo? Si en las luchas y quehaceres cotidianos no soy más que un simple guijarro que rueda lentamente por el arroyo serpenteante de la vida.


Afectuosamente, su amigo


Carlos A. Zertuche Zuani

carloszz54@hotmail.com

Mayo 2010


 
 
 

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