El Efecto “Zorba”, La Oración, y la Consigna y el Mandato.
- Carlos A. Zertuche Zuani
- Jul 20, 2015
- 4 min read

Crecer por Dentro
“No sé si lo hayas pensado así, que muchos de los sacrificios y sufrimientos pasados, que los esfuerzos y dolores de antes, pueden ser parte de la felicidad futura” . - CAZZ
Dedico este artículo al Dr. Alberto Casillas, a Pikis su esposa, y a sus hijos. Simplemente por su amistad.
Te comparto estimado lector nuevamente, tres reflexiones optimistas sobre la vida. Rescato del entorno, las gotas de lluvia que refrescan ante la avalancha de problemas que nos inundan. Los textos que hoy te envío, son, o cuando menos eso pretendo, un regalo para el año que termina. En el primero, hago un llamado a no perder de la memoria la bondad que envuelve a la circunstancia humana, de tratar de mantener a toda costa, la capacidad de asombro ante las virtudes, la dignidad y el amor. En el segundo mi intención es muy simple, recordarte que la oración más simple que existe, es la palabra: “Gracias”. Y finalmente, me despido ofreciéndote un deseo sincero de felicidad y esperanza. Empezamos ¿te parece?
El Efecto “Zorba”
Estoy leyendo tres semanas después, algunas de las historias de los 33 mineros rescatados de la mina de San José en Chile, mientras el mundo ha empezado a poner su atención en otras cosas. Me conmueve la historia de uno de ellos, el minero número 17 Omar Reygadas (Bisabuelo de 56 años), donde comparte en forma descarnada sus vivencias: “Soy una persona que no se asusta fácilmente, entré por primera vez a una mina los 7 años (mi padre era minero), he sobrevivido a tres derrumbes, sin embargo, no me da vergüenza decir que luego del colapso de Agosto, lloré, lloré mucho, en privado , para evitar provocar temor en los otros, me sentía asustado e impotente, pero al mismo tiempo sabia del liderazgo y seguridad que debía de mostrar por ser uno de los mineros más antiguos y experimentados. Desde un principio nos dimos cuenta de la importancia de establecer códigos y líneas de conducta para resistir y no perder la esperanza, cualquiera que rompiera las reglas, tenía que pararse frente a los demás y pedir perdón. Nos dimos cuenta de que unidos, teníamos más probabilidades de sobrevivir”.
Viene a mi mente entonces, algo que leí hace algún tiempo, en donde un par de investigadores psicólogos de la universidad de Columbia EUA (George Bonanno y Anthony Mancini) describían un patrón constante de respuesta humana ante la adversidad, al que denominaron el “Efecto Zorba”. Lo describo brevemente, mencionando el antecedente y el fenómeno.
Antecedente. Después de ver a su compañía maderera venirse abajo en pedazos, literalmente ante sus ojos, el narrador de la película de 1964 “Zorba el Griego” (te recomiendo ampliamente que la veas) baja la cabeza un instante, desconsolado. Luego voltea hacia su amigo y le hace una sencilla petición: “Zorba… enséñame a bailar”. Es una escena memorable.
El fenómeno. La respuesta de la gente a una perdida puede diferir enormemente según la persona y la circunstancia, sin embargo, hay un hecho fundamental, la mayoría de la gente resiste y se recupera psico-emocionalmente con el tiempo y eventualmente, existe gente excepcional que no sólo de recupera, sino que encuentra una gama de recursos que ni si quiera se imaginaba, e inclusive, visualiza oportunidades de crecimiento a partir de experiencias devastadoras, como en la historia ya comentada.
Conclusión: No perdamos la memoria de lo bueno y como en las tradiciones y culturas antiguas pasemos la voz a través del tiempo y las generaciones.
La Oración
Ahora, querido lector, déjame proponerte un ejercicio muy simple, en un momento preciso del fin de año que se acerca y la esperanza del que llega, busca estar rodeado de amigos y familia (que para fines prácticos son lo mismo) y tomados de la mano, inviten a estar en medio de ustedes a la palabra “paz”. Invóquenla dando las gracias por las bendiciones recibidas sin contaminarnos con la negatividad de lo que eternamente nos falta. Muy bien, respiren profundo, véanse a los ojos, luego ciérrenlos lentamente y dejen que se escape en forma de suspiro la oración más profunda y simple que conozco, pronuncien suavemente una palabra que no por simple es menos iluminada y milagrosa: Gracias… gracias… gracias…
La Consigna y el Mandato
Me despido enviándoles mis mejores deseos y esperando contar con vida para seguir en contacto con ustedes.
La consigna. Vive la vida lo mejor que puedas, lucha y vuelve a luchar, cae y vuelve a levantarte. Cambiar uno para bien, piénsalo, es una forma de cambiar un pedacito de humanidad.
El mandato. Atrévete a conseguir tus sueños, pero debes siempre estar dispuesto al sacrificio y al esfuerzo. Vale la pena
el intento, defínete, no importa la magnitud de tus deseos, recuerda que en lo simple, en los pequeños detalles es donde frecuentemente se encuentra lo importante.
En pocas palabras, la consigna… ¡Vive!, el mandato… ¡Sé feliz!
¡Feliz año! Afectuosamente, su amigo
Carlos A. Zertuche Zuani
carloszz54@hotmail.com
Enero 2011
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