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Ensayos sobre la esperanza.

  • Carlos A. Zertuche Zuani
  • Jul 23, 2015
  • 4 min read

Crecer por dentro



“Quizá la verdadera imaginación, a diferencia de la fantasía, consiste en ver la realidad de todos los días, con los ojos del primer día.”

Octavio Paz

Claridad errante


Dedicatoria:

La amistad y la bondad tienen nombre… Juan Guadalupe Marcos Giacomán.



Hola, ¡ya llegué! Queridos amigos, agradezco el tiempo, el espacio y la oportunidad de compartir de nuevo algunas ideas con ustedes.


La situación en el país no cambia, las medidas empleadas no parecen dar resultado. Hay una percepción social de asombro progresivo, preocupación y angustia, y todo esto, provoca ansiedad y lo más grave, miedo. Hay que recordar que el miedo paraliza y suele ocultar la maravilla del milagro cotidiano de vivir. ¿Qué podemos hacer? Bueno, ya he comentado que el optimismo hay que razonarlo, no se nace con él, se construye, es un acto de la voluntad, de la libertad primigenia que acompaña a nuestro ser. Yo decido, yo elijo el camino a tomar y me hago responsable de las consecuencias. Haciendo a un lado las connotaciones filosóficas y religiosas (¿quién soy, de dónde vengo, a dónde voy?) la decisión de estar aquí, en este mundo, no fue mía, pero ya que estoy aquí, de mí depende la actitud de respuesta ante la variable circunstancia humana. Por eso, creo válida la sentencia existencial clara y precisa de San Agustín: “el que te creó sin ti, no te salvará sin ti”.


En estas reflexionas ando y agrego algo más; así como considero que el optimismo es gran parte actitud, también creo que es importante reforzarlo, cultivarlo, ejercitarlo y desarrollarlo como cualquier don o bien adquirido, para finalmente compartirlo y derramarlo.


Por ejemplo, hoy amaneció, puedo sentir la luz que acaricia mis ojos, al despertar siento la resurrección de cada día, abro la llave y caen en mi rostro las primeras gotas bautismales, limpio mi rostro, tengo vestimenta y techo, voy en camino a ganar la vida haciendo lo que me gusta, probablemente en el trayecto me divierta o llore, pero seguro estoy de que recibiré al final del día el calor de algunos brazos, el prodigio de un furtivo beso y la energía complaciente y tierna de muchas almas, de muchas manos. ¡Soy afortunado! ¿Lo eres tú?


Ya tocaré en otra ocasión, pues de verdad me resisto, el tema de la depresión social, de la violencia, la inseguridad, del miedo… y no es que niegue lo evidente, sino porque creo firmemente que de este ciclo pernicioso saldremos fortalecidos.


Caminando pues, por este mundo violento y tierno, tan lleno de contrastes y locuras, pero siempre asombroso y sorprendente, te quiero compartir algunas vivencias, hechas notas, de mis últimas semanas.


Te recomiendo leer lentamente y abrir los ojos del alma, la belleza y la bondad existen y hay muchas razones para el optimismo. Todo esto, es un ensayo para la esperanza.


“La misión y la visión de un instituto educativo va más allá de alumnos y profesores, debe incluir a todo el personal, desde el más alto rango al más humilde, sólo así, la misión y visión, se convierten en principios y valones transformadores de una sociedad. No formamos sólo profesionistas, formamos también seres humanos, nuestro deber es formar ciudadanos comprometidos y responsables. Universal va de la mano de apertura. Innovar es una forma de vida. Los muchachos me mantienen joven. Creo en el diálogo, en el orden y en el ejemplo. No me voy, porque me los llevo a todos en el corazón”.

29 de abril, Rafael Rangel Sostmann.

Ceremonia homenaje por su trayectoria.


“En la capilla del colegio me aburría. Para escapar del suplicio de ese ocio obligado, me di a la tarea de urdir fantasías y quimeras. Así, descubrí el pecado y temblé ante la idea de la muerte. Entre el juego y las travesuras, di los primeros pasos en ese camino que recorremos todos los hombres: los corredores del tiempo y de la historia. Una tarde, al salir corriendo del colegio, me detuve de pronto; me sentí en el centro del mundo. Alcé los ojos y vi, entre dos nubes, un cielo azul abierto, indescifrable e infinito. No supe qué decir: conocí el entusiasmo y, tal vez, me invadió entonces la poesía”.

Evocación de Mixcoac, México 1989.

Pasajes de la infancia. Octavio Paz.


Asistí recientemente al Festival Internacional Artefest de San Pedro y tuve la oportunidad de disfrutar enormemente del Ballet de Monterrey y a un grupo de Jazz que interpretó música mexicana. Sin haberse puesto de acuerdo pues eran eventos independientes, no pude dejar de conmoverme ante la intensidad expresiva de la danza y la música, que invitaban a la mexicanidad y a sentir amor por nuestra patria. Sentí a “México en la piel” (como la canción) y un genuino orgullo de vivir en donde vivo y de mis raíces.

San Pedro Artefest Internacional.

Mayo del 2011




Queridos amigos, me despido de ustedes, no sin antes expresar estas palabras, en donde exalto a la esperanza.


“Y si al final del día la vida me pidiera definir en palabras lo que en vivir me dio, me llevo la esperanza lo que al principio fue, me importan tres palabras, tres palabras les doy, palabras infinitas, palabras esenciales y esas palabras son: amor, amor, amor.”


Afectuosamente, su amigo



Carlos A. Zertuche Zuani

carloszz54@hotmail.com

Julio 2011


 
 
 

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