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El poder de las palabras.

  • Carlos A. Zertuche Zuani
  • Jul 27, 2015
  • 4 min read

Crecer por dentro



“La vida es una experiencia eminentemente personal, pero lo que le da sentido y la hace interesante, es el compartir nuestras vivencias con las vivencias de los demás”. - CAZZ



Hola queridos lectores. Estoy de vuelta. En mis últimos escritos hablaba de la importancia de encontrar un espacio y un tiempo para la reflexión. Proponía entrar en comunión con la naturaleza y cultivar un estado de consciencia plena. Mirar con otros ojos a través de la ventana de la vida.


Me confieso, envuelto en tantos distractores se me dificulta expresarme, encontrar un tema que mueva mis raíces. La inspiración surge de donde menos la esperas, hace unos días me topé con una pinta en una barda que decía: “Estamos a nada de serlo todo”. Ver y reconocer la profundidad del mensaje, me despertó el deseo de escribir sobre la importancia y el poder de las palabras. En esta ocasión, te comparto algunas divagaciones sobre el significado de las palabras y remato con textos breves de dos personajes que convirtieron el lenguaje en sinfonía.


Las palabras importan.


No quiero asumir juicios de consciencias exteriores, prefiero platicar contigo como un ejercicio confesional de autoconocimiento. Imaginar lo que otros sienten y piensan me parece demasiado ambicioso, creo que sería como intentar un juego de supuestos y pretender conocer la historia de la gente, en una fiesta de disfraces. Aspiro a lo más, compartir algunas ideas que recojo en el camino. Escribir es una forma de conversación con uno mismo. Sí tengo fortuna, pudiera ser la llave de otras puertas, de otras almas que como yo, estén buscando conectarse. Que difícil me parece, encontrar la soledad contemplativa, palpar la esencia de las cosas y atrapar el aliento de la vida. Te comparto el contenido de mi casa, puedes tomar lo que te venga en gana, ojalá algo te beneficie, es probable que encuentres algunas coincidencias con mis gustos, no hay que olvidar que la condición humana nos hermana.


De las palabras me deslumbra su musicalidad, sonoridad, su danza luminosa e intempestiva, la magia que esconden, el giro inesperado, la precisión y el desatino, su laberinto afortunado, el vaivén de la ola contenido. Pienso que las palabras más que un vehículo de las ideas, son el alma, el pensamiento mismo.



Algunas ideas vestidas de palabras:


La soledad total es un mito fantástico, eventualmente puedes estar solo de otros pero nunca solo de ti mismo.


Agrupo las palabras en racimos, juego con ellas y me divierto, las convierto en uvas y exprimo, pongo en mis labios un poco de su esencia… saboreo el vino.


En un mundo inconstante y complejo, prefiero llevar en la mano un corazón agradecido y en la frente, un verso permanente de esperanza infinita contenido.


Dicen que una imagen dice más que mil palabras… ¡Tengo mis dudas! ¿Qué me dices de la palabra “amor”? Yo creo que esta palabra lo envuelve todo.


Hay que cuidar las palabras y el cómo las decimos; decir lo que se quiere y querer lo que se dice. Una palabra puede ser un arma fulminante o una flor, una gota de lluvia, una caricia, un beso o una flecha que parta el corazón.


Octavio y Gabriel


Dejo para el final dos deliciosos frutos, como una muestra espléndida e indiscutible de la belleza y el poder de las palabras. En el primer texto, en forma muy sucinta Octavio evoca a su niñez y nos describe la forma en que descubrió su destino: “La poesía”. En el segundo, Gabriel nos comparte el significado de la vida y los amigos.


“En la capilla del colegio me aburría. Para escapar del suplicio de ese ocio obligado, me di a la tarea de urdir fantasías y quimeras. Así, descubrí el pecado y temblé ante la idea de la muerte. Entre el juego y las travesuras, di los primeros pasos en ese camino que recorremos todos los hombres: los corredores del tiempo y de la historia. Una tarde, al salir corriendo del colegio, me detuve de pronto; me sentí en el centro del mundo. Alce los ojos y ví, entre dos nubes, un cielo azul abierto, indescifrable e infinito. No supe qué decir: conocí el entusiasmo y, tal vez, me invadió entonces la poesía."



"Soñé que asistía a mi propio entierro, a pie, caminando entre un grupo de amigos vestidos de luto solemne, pero con un ánimo de fiesta. Todos parecíamos dichosos de estar juntos. Y yo más que nadie, por aquella grata oportunidad que me daba la muerte para estar con mis amigos de América Latina, los más antiguos, los más queridos, los que no veía desde hacía más tiempo. Al final de la ceremonia, cuando empezaron a irse, yo intenté acompañarlos, pero uno de ellos me hizo ver con una severidad terminante que para mí se había acabado la fiesta. "Eres el único que no puede irse" me dijo. Sólo entonces comprendí que morir es no estar nunca más con los amigos."



Me detengo, finalmente pude escribir algo, ha sido un ejercicio interesante concentrar algunas ideas y sentimientos en la punta de mi pluma.


Afectuosamente, su amigo


Carlos A. Zertuche Zuani

carloszz54@hotmail.com

Julio 2014


 
 
 

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