Ideas intempestivas. (Veinte minutos, algunas ideas)
- Carlos A. Zertuche Zuani
- Jul 27, 2015
- 3 min read

Crecer por dentro
Dedico este artículo a mi sobrina Mayola, por su ejemplo y por enseñarnos a ver lo bello de la vida.
Hoy al despertar, después de saludar y recibir a mi conciencia con un “buenos días”, me propuse un desafío estimulante: Escribir en veinte minutos el mayor número de ideas posibles en el menor número de palabras necesarias.
La preparación:
Silencio, aislamiento, concentración, respiración lenta y profunda. Voy al archivo de la memoria y dejo fluir símbolos e imágenes. Asumo la lucha inquebrantable de unir y construir conceptos, a partir de chispas y destellos. Todo se va gestando poco a poco; como el ir y venir de la marea, como el vaivén cadencioso de la ola. Sucede entonces lo imprevisto, nace la idea como un disparo que surge de la niebla, la mente toma lista de asistencia y el pensamiento responde: Presente, con voz de relámpago y de trueno, en la muralla del acantilado estallan las palabras.
No necesariamente existe relación entre una idea y otra, dejo fluir en forma cuasi mística emociones y pensamientos. Puedes tomarlos y recrearlos. Creo que puede ser un buen ejercicio, en medio de tanta distracción que a diario nos agobia.
Debemos darnos tiempo para pensar, en pensar.
Ideas intempestivas:
El mayor riesgo es no tomar riesgos. El mundo cambia rápido y nosotros dentro de él. ¿Cómo descubrir sin explorar?
Me invaden a veces pensamientos paradójicos. Creo que hay un “movimiento inmóvil” en el ciclo de cualquier acción. También, experimento en ocasiones “la elocuencia de los silencios”.
La vida es la expresión máxima del arte, la belleza está en todas partes si las sabes buscar, inclusive dentro de ti.
No en pocas ocasiones me siento suspendido en el abismo y debo decidir entre escalar a la cima o descender. Creo que la vida consiste en una sutil combinación entre soltar o retener. Toda elección lleva en el fondo una forma de renuncia. Ganamos, perdemos, pero lo más importante es aprender y siempre intentar.
Dice mi sobrina (que por cierto, es invidente) que la felicidad no se ve, se siente. Y que es tan fugaz y momentánea, que descubrirla cuando nos invade, es en sí mismo, un deleite.
Escribir es una forma de sobreponerte a la muerte. Las palabras, seguramente vivirán más que yo.
La vida es un lugar común, todos pertenecemos a la misma aldea; donde la interacción de las conciencias escriben la historia.
Veo frecuentemente desprecio a la tradición y experiencia en aras de la modernidad y tecnología. Una reflexión acude a mi súbitamente y me reanima: “Lo obsoleto no es lo que acumula años, sino lo que carece de valor.”
Muchas veces olvidamos que más que perder el miedo a perder, debemos perder el miedo a ganar. Ganar conlleva superación; pero también, mayor responsabilidad.
Andamos por la vida sin buscarnos, pero en el fondo intuimos y sabemos, que andamos por la vida para encontrarnos.
Veo en la conversación, en su orden, secuencia y argumentación, un ejercicio útil para el intelecto. Las palabras no son más que el sonido de las ideas, las letras, la imagen.
Siempre he creído que más que transmitir conocimientos, debemos de transmitir inspiración y entusiasmo por seguir aprendiendo.
Llevo dentro de mí al observador y al observado, a la conciencia y a mi ego. Es permanente el reclamo y el debate entre ellos, como también el acuerdo y el abrazo.
FIN
La verdad me pasé del tiempo (no te quiero decir cuánto), pero me encantó el reto. Te dejo querido lector viviendo tu momento. Yo me retiro simplemente a vivir el día de hoy, no tengo tiempo para nada más.
Afectuosamente, su amigo
Carlos A. Zertuche Zuani
carloszz54@hotmail.com
Noviembre 2014
Comentários